Aunque en esta misma página aparecen los libros de artista en varios apartados (véase PV para aplicar en efemérides, Guías Didácticas e incluso en los trabajos de alumnos), creemos oportuno ampliar la información para el profesorado en este apartado. Para ello, nos remitimos a las entradas de nuestro Blog en Averroes (desde ese blog se puede visitar las entradas correspondientes mediante el buscador interno) y recordamos algo de lo que allí hemos expuesto.Porque la pregunta del alumnado es siempre la misma: ¿qué tiene que ver la creación de un libro de artista con la Filosofía y con esta materia? Desde nuestro punto de vista, mucho.
Como dice Clemente Padín:
El artículo completo, puede leerse en www.escaner.cl/padin (exactamente aquí). Pero a nosotros nos interesa remarcar solamente los siguientes aspectos: en un libro de artista, la clave es entenderlo como un objeto con capacidad para expresar una idea. Un libro de artista es en sí mismo un objeto. Tiene volumen, una materialidad concreta y única, un peso, así como cualidades simbólicas que permiten posibilidades de hacer algo nuevo. Lo que hace interesante al libro de artista en el aula de Filosofía no es solo que su concepción inicial como obra de arte. Más bien se trata de admitir que, como ocurre en la mente del artista, el cual lo crea con la intención de innovar en los géneros artísticos, el alumno va a encontrar nuevos cauces para la creatividad y para explorar nuevos modos de mostrar una idea (un sentimiento, una perspectiva, etc.). Giorgio Maffei (en ¿Qué es un libro de artista?, Editorial La Bahía, 2014) nos recuerda la postura de Mallarmé: cada cosa debe ser pensada, la disposición de las partes, su alternancia y su relación debe ser fruto de una reflexión: “un libro en el que la impresión tipográfica e incluso el plegado de las páginas asumen un significado idealista, analítico y expresivo, (…) una intuición global en la que el sentido de la poesía se articula en la interdependencia de todos esos elementos”. (Página 13).
Si logramos que el alumnado entienda que, por decirlo como Maffei, el libro está roto, pero tiene la capacidad de asumir un nuevo papel de objeto materializado con una dimensión plástica, y un espíritu lúdico (op. cit., 15); si comprende que el acto de la textura del papel (que puede modificarse), su grosor y tamaño, su transparencia y color, su posibilidad de tachar, añadir, recortar, perforar, etc., orientan la lectura posterior de dicho libro, de dicho objeto convertido en un concepto, entonces estamos a las puertas de que su trabajo exprese con absoluta personalidad su postura, su lectura del mundo que le rodea y del que tiene que dar cuenta. El esfuerzo está en entender y en hacer comprender que, por encima de los textos, imágenes, intervenciones, troquelados, añadidos, etc., que se propongan, lo que da sentido a su idea es el resultado final. El nuevo recipiente, puede ofrecer, si se ha sido coherente, un panorama completo de las experiencias y experimentos que su creador, el alumno, ha llevado a cabo. Que sea una obra de arte de calidad es un añadido casual, no lo que fundamenta el intentar hacer libros de artista en el aula de Filosofía.
BIBLIOGRAFÍA EMPLEADA.
VVAA. Juegos alrededor del Libro. 23 Obras para 7 artistas. Granada, 1994,
Catálogo.
VVAA. ¿Qué es un libro de artista? Ediciones La Bahía, Santander,
2014
José Emilio Antón/ Ángel Sanz Montero, El libro de los libros de artista,
Ed. L.U.P.I., Sestao, 2012
Martha Hellion, Libros de artista, Artist Books, Turner, 2003.
Martha Hellion, Ulises Carrión: ¿Mundos personales o estrategias culturales?, Turner, 2003