Criterios de Evaluación
1. Explicar la función, características y principales interrogantes de la Filosofía política, como el origen y legitimidad del Estado, las relaciones individuo-Estado o la naturaleza de las leyes.
2. Conocer las principales teorías y conceptos filosóficos que han estado a la base de la construcción de la idea de Estado y de sus funciones, apreciando el papel de la filosofía como reflexión crítica.
3. Disertar de forma oral y escrita sobre la utilidad del pensamiento utópico, analizando y valorando su función para proponer posibilidades alternativas, proyectar ideas innovadoras y evaluar lo ya experimentado.
4. Distinguir los conceptos legalidad y legitimidad.
Estándares de aprendizajes
1.1 Identifica la función, características y principales interrogantes de la Filosofía política.
1.2 Utiliza con rigor conceptos como democracia, Estado, justicia, Derecho, derechos naturales, Estado democrático y de derecho, legalidad, legitimidad, convención, contractualismo, alienación, ideología, utopía, entre otros conceptos clave de la filosofía política.
2.1 Explica de forma coherente los planteamientos filosófico-políticos de Platón, los sofistas, Maquiavelo, Locke, Montesquieu, Rousseau, Hobbes, Kant, John Stuart Mill, Popper o Habermas, entre otros.
2.2 Analiza y reflexiona sobre la relación individuo-Estado, sobre la base del pensamiento de los sofistas, Marx y la Escuela de Frankfurt.
2.3 Analiza de forma crítica, textos significativos y breves, de algunos de los autores estudiados, en los que se argumenta sobre el concepto de Estado, elementos y características.
2.4 Valora y utiliza la capacidad argumentativa, de forma oral y escrita, como herramienta contra la arbitrariedad, el autoritarismo y la violencia.
3.1 Reflexiona por escrito, argumentando sus propias ideas, sobre las posibilidades del pensamiento utópico.
4.1 Describe y compara los conceptos de legalidad y legitimidad.
La legitimidad es un término utilizado en varias disciplinas y también en Filosofía del derecho. En términos jurídicos, la legitimidad es la capacidad de ser obedecido sin recurrir a la coacción. Ahora bien, para que en un estado democrático el poder político esté legitimado necesitamos que se garanticen los derechos y libertades de los individuos (estado de derecho), que exista una efectiva división de poderes (legislativo, judicial y ejecutivo) y que el poder político se base en la representatividad que emana del sufragio universal.
De esta manera, los ciudadanos son, por un lado, los responsables de los políticos que los representan a través de los distintos partidos políticos y, por otro lado, tienen el poder de elegirlos o negarles ese poder que, legítimamente, los políticos ejercerán reforzados por las urnas y la confianza de los electores. Es decir, y simplificando otras cuestiones estructurales con las que se conforma un Estado democrático, la legitimidad de las actuaciones de la clase política, así como la de los otros dos poderes básicos del estado, la proporcionan los propios ciudadanos.
Sin embargo, como sabemos, la cuestión de la legitimidad depende de la relación, no siempre fluida, entre la ciudadanía y los políticos. Lo que puede llevar a una distancia entre ellos, hasta el punto de que la cuestión de la legitimidad política se puede volver problemática por diversas razones.
El poema visual que aparece a continuación nos puede ayudar a reflexionar sobre este concepto de la filosofía del derecho que aparece una y otra vez cuando se habla de la crisis de las instituciones en las democracias actuales.